viernes, 27 de diciembre de 2019

CANTABRIA INFINITA (Vol. 2)

Muy buenas amigos, ya estamos de nuevo por aquí para compartir con vosotros la segunda entrega de nuestro viaje por Cantabria, espero que todos hubieseis leído la primera parte, la cual os llevo a la siguiente lectura, de no ser así os dejo un enlace de la primera entrada, para que no os perdáis detalle alguno del viaje.


- DÍA 2: UNA VUELTA POR SANTANDER Y PLAYAS

Llegamos a Santander a eso de las 22:30 más o menos, el viaje fue un poco movidito por el tema del viento, la lluvia, etc, aunque para decir verdad, llegando a Santander, se quito la lluvia e incluso pudimos ver alguna que otra estrella en el cielo, la cual fue cubierta rápidamente por las nubes, pero bueno es más de lo mismo, sabíamos a lo que estábamos expuestos.

Amanece en Santander y lo hace con un fuerte viento y una lluvia intensa, por lo que a última hora de la noche anterior decidimos dejar la moto en el parking y recorrer la ciudad a pie, por lo que nos equipamos un poco para el frío y el viento.

Lo primero de todo es desayunar para coger fueras, aunque por aquí parece que no son muy de tostadas, son mas de sobaos, jajajaja. 

Al dejar la moto aparcada en casa (hotel), decidimos coger el transporte urbano, en este caso el autobús, que por cierto menos mal que las paradas están algo resguardadas que si no nos ponemos chorreando.

Ya en el autobús, un par de paradas nos separan de nuestro destino, concretamente unas 9 o 10, vamos lo que viene siendo una media hora más o menos de autobús.

La primera parada de la mañana sería en la Playa del Sardinero, concretamente en la segunda, que a su vez es un enclave turístico de la ciudad de Santander, conocido por sus extensas playas y por ser uno de los más exclusivos de la ciudad.



En sentido amplio se entiende por el Sardinero el área de la costa comprendida entre la península de la Magdalena y la zona de Mataleñas, formando el abra que lleva su nombre. En sentido estricto, el centro de esta área seria la plaza de Italia y los alrededores. Debe a su nombre a que antaño se situaba frente a sus playas un caladero en el que era frecuente la pesca de sardinas.

El Sardinero comenzó a ser conocido y muy visitado a partir de mediados del siglo XIX y especialmente a comienzos del siglo XX. La moda de veraneo y los beneficios saludables de los baños de olas atrajeron a este lugar a numerosos visitantes de la burguesía castellana y madrileña. Poco a poco el Sardinero se fue convirtiendo de un lugar sólo visitado por los vecinos de Santander a una ciudad-balneario, con todos los servicios para ofrecer a una sociedad pudientes atraída por el auge económico de Santander, venido de la mano del comercio con las colonias españolas.

Sobre la base de la evolución histórica y funcional de este espacio se diferencian dos morfologías urbanas: la del conjunto formado por los chalets y palacetes construidos desde finales del siglo XIX y la de los modernos edificios de bloques de viviendas principales o secundarias de las últimas décadas.

En la plaza del Pañuelo (actualmente la plaza de Italia) se levantaron hoteles, el casino, alamedas, casas de baño, etc. El Sardinero fue comunicado por amplios paseos como el de Reina Victoria, Menéndez Pelayo o el de Pérez Galdós con el ensanche de Santander.

En el año 1912 se inaugura en la península de la Magdalena el Palacio de la Magdalena que sería residencia del rey Alfonso XII durante sus estancias de verano en Santander. Estas visitas obligaron a crear nuevos servicios al estilo arquitectónico de la Belle Époque y grandes balnearios similares al de Biarritz. Así, se construyeron el Hotel Real, el Gran Casino, sustituto de los antiguos casinos, el Hipódromo de Bellavista o el campo de polo.

Es a partir de la década de 1950 cuando se inicia una etapa de remodelación tanto en el plano morfológico como funcional. Al mismo tiempo que mantiene su función turística, el Sardinero se convierte en zona de residencia permanente de clases acomodadas.2



El Sardinero cuenta con dos playas con su mismo nombre. Una es la Primera Playa del Sardinero y la otra es la Segunda Playa del Sardinero. Son dos playas distintas aunque están seguidas en la línea de costa y cuando baja la marea se unen.

La historia cuenta que en el pasado, una de las playas era utilizada por las clases medias y bajas y la otra era usada por las clases altas santanderinas, por lo que había una diferenciación social entre ambas. Hoy en día ambas playas son muy familiares y muy concurridas durante el verano, ya que son las más extensas con las que cuenta la ciudad, pero tengo que decir que verlas con este tiempo también tiene su encanto, ver el mar cabreado también tiene su encanto y a la vez relaja, o por lo menos eso me parece a mi.




Al fondo la península de la Magdalena, y el peñón que se ve antes....os contare algo más adelante sobre el mismo.

En este peñón se encuentra la Playa del Camello, y coronando su cima podemos ver una pequeña escultura, el Dios Neptuno de niño, el cual desde su colocación hace ya un par de años sufrió algún que otro percance, le fueron arrebatados su tridente y sus dos brazos, que conste que no me lo estoy inventando, todo lo contrario, lo leímos por Internet.

Neptuno es un dios de la mitología romana, pero proveniente de la mitología griega, hijo de los dioses Saturno, hermano de Júpiter y Plutón. Gobierna todas las aguas y mares y cabalga las olas sobre caballos blancos. Todos los habitantes de las aguas deben obedecerlo y se le conoce como Poseidón en la mitología griega.

Neptuno eligió el mar como morada y en sus profundidades existe un reino de castillos dorados. Con su poderoso tridente agita las olas, hace brotar fuentes y manantiales donde quiera y en causa de su ira provocando los temibles sismos o terremotos.

Representaciones de Neptuno en mosaicos romanos, especialmente los del norte de África, están influidas por las convenciones helenísticas. Neptuno probablemente fue asociado con manantiales de agua dulce antes que el mar. Al igual que Poseidón, fue adorado por los romanos también como un dios de caballos, bajo el nombre de Neptuno Ecuestre, patrón de las carreras de caballos.

Este dios es un rey inseparable de sus caballos. Por esta y más razones, se le simboliza con un caballo. Neptuno no viste con ropajes suntuosos, ya que su aspecto es suficiente para demostrar su poderío.

El dios de los mares es un muy peligroso e inestable elemento, con sus emociones puede provocar desde terribles tormentas y tempestades hasta olas tranquilas y pacíficas, por lo que nunca nadie intenta provocarlo sin un importante motivo.

Pero si lo que de verdad queréis es saber algo más del Dios Neptuno y Poseidón (ambos son el mismo), no os perdáis este fenomenal vídeo de Pascu y Rodri, el cual lo bordan.

Sigamos, no vaya a ser que el Dios Poseidón le de por cabrearse y soplar mucho más.

Aunque a decir verdad, ver el temporal mola, esta claro que tiene sus riesgos y no debemos hacer cosas que puedan poner en riesgo nuestras vidas o la de terceros, pero los temporales molan y te dejan vistas como estas, aunque el objetivo de nuestras cámaras no capta ni la mitad que el ojo humano. Os dejamos un par de fotos del lugar.








Esta es la playa del Camello.

Nuestra siguiente visita seria la península de la Magdalena.

La lluvia es constante, una veces para y entra a jugar el viento, el cual viene algo frío, aunque algunos se vistieron para la ocasión.

Las olas rompen fuerte contra las rocas, por lo que intentamos llegar hasta el lugar para ver si podemos sacar un par de fotos.


Tras andar unos pocos cientos de metros llegamos a nuestro destino, el Real Sitio de La Magdalena o Península de La Magdalena. Tiene una superficie de 24,5 hectáreas. Fue un regalo de la ciudad de Santander al rey Alfonso XIII, que lo utilizó como residencia de veraneo entre 1912 y 1929. En la actualidad la península es un parque público abierto durante el día.

La península fue el punto estratégico más importante de Santander, dado que controlaba el acceso a la bahía de Santander y por ende a la ciudad. Prueba de ello es la presencia de restos arqueológicos romanos posteriores al siglo I. Así mismo, y debido a su importancia militar, perteneció durante mucho tiempo al ejército. En ella se instalaron la batería de la Cerda y el castillo de San Salvador de Hano, parte importante del sistema de defensas costeras que poseía Santander. En julio de 1812, durante la Guerra de la Independencia, los ingleses, aliados de los españoles, capturan la isla de Mouro, desde donde abaten con fuego granado las defensas tomadas por los franceses, logrando expulsarlos de ellas.

Con posterioridad, la península de La Magdalena volvería a ser propiedad de la ciudad, cuyo Ayuntamiento construyó el palacio para el veraneo de Alfonso XIII mediante suscripción popular entre 1909 y 1911. Posteriormente pasaría a ser sede actual de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Las antiguas caballerizas reales, próximas a la playa de La Magdalena, fueron restauradas y acondicionadas, siendo destinadas a residencia para estudiantes de la universidad durante los cursos.

En ella se encuentran la playa de La Magdalena (cercana a la playa de los Peligros) y la playa de Bikini, el monumento a Félix Rodríguez de la Fuente, las tres carabelas —pertenecientes al museo de la Marina— utilizadas por el navegante cántabro Vital Alsar para rememorar el viaje de Francisco de Orellana en el océano Pacífico y un pequeño zoo gratuito donde se pueden observar patos, pingüinos, leones marinos y focas.

Antiguamente la península carecía de arbolado, pero al pasar a manos de Alfonso XIII, este la hizo repoblar con pino marítimo.

En su campa se celebran cada año eventos como el concursos de hípica o el Día Infantil de Cantabria (primer domingo de junio). Además, el recinto suele ser lugar de eventos musicales y deportivos, como el concurso de polo o la sede del extinto Real Santander Foot-ball Club.

Ubicación en 43°28′9″N 3°45′58″O.

Le dimos una vuelta a la península por un camino asfaltado que la rodea, donde pudimos ver unas formidables vistas de las playas que rodean la península.


Si venís a Santander, no dudéis en pasar por aquí, bien merece la pena pasear por estos jardines.




Esta es la baliza de la Punta de la Cerda, también conocido como faro de la Punta de la Cerda o faro de la Argolla por encontrarse cercano a un amarre donde llegaban los barcos con dificultades, está ubicado en la ciudad de Santander (Cantabria, España), en la península de la Magdalena. Recibe su nombre debido a que en ese lugar se encontraba la batería de Santa Cruz de la Cerda, destinada a proteger el acceso a la Bahía de Santander de los enemigos.

Esta baliza fue inaugurada en 1870. Al encontrarse a la entrada de la bahía y lejos aún de la ciudad fue, durante siglos, el lugar estipulado por el reglamento del Puerto de Santander para descargar materiales explosivos como la pólvora y especialmente la dinamita y evitar así que los barcos cargados con estos productos entraran en la Bahía de Santander y una hipotética explosión pudiese afectar a la ciudad. En la actualidad las actividades de carga y descarga del Puerto de Santander se han trasladado a la zona sur de la bahía y el amarre del Faro de la Cerda ha quedado destinado a embarcaciones de recreo.

Consta de un torre blanca ubicada en un extremo de una vivienda. Este edificio se ha reconvertido y hoy en día es la sede de el "Aula del Mar", un proyecto docente de la autoridad portuaria, junto con la Universidad de Cantabria y la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. La altura focal es de 24 metros sobre el nivel del mar, y de 11,24 metros sobre el terreno.

Se utiliza para alumbrar una luz blanca que emite 1+4 destellos cada 20 segundos. El ciclo de los destellos es: 0,5+3+0,5+1,5+0,5+1,5+0,5+1,5+0,5+10. Por su ubicación, se da la circunstancia de que no es visible al oeste de la demora 160° ya que lo oculta el Palacio de la Magdalena. Su alcance lumínico de es 8 millas náuticas, razón por la que técnicamente no puede considerarse faro.

Ubicación en 43°28′01″N 3°45′50″O.



A la izquierda de la foto se puede apreciar la Isla de Mouro. No hace mucho vimos una foto en Internet de olas que pasaban por encima del faro, una autentica pasada y una lastima no poder verlo.

Este es el Palacio de La Magdalena, del cual os hable un poco más arriba.

Os dejamos un par de fotos del lugar, el cual no tiene desperdicio.



Comienza de nuevo a chispear, nos hacemos un par de fotos más y continuamos.



Siguiendo el camino en sentido levógiro (sentido contrario a las agujas del reloj), nos encontramos con un par de embarcaciones, las cuales tienen muy buena pinta.

Pertenece al Museo Marítimo del Cantábrico y son recreaciones de las embarcaciones usadas por Francisco de Orellana, si quieres saber algo más sobre este conquistador español pincha aquí.


La verdad es que realizar un viaje en un barco de estos si que tiene que ser una aventura y no lo que hacemos nosotros con la moto, jajajaja.


Este objeto bien parece la Capsule Corp. de Son Goku, pero no, es una cápsula de salvamento.

Toca ver las carabelas con más detalle.

No hace falta que os escriba el cartel de las carabelas, se lee bien no??? dicho cartel se puede leer a los pies de las carabelas. 

Y en esta otra foto se puede apreciar la ruta que realizaron.


En la parte de la proa, podemos ver un mascaron de proa, nunca mejor dicho, un poco más abajo podéis leer su historia.




Un último vistazo atras y continuamos la visita.

El tiempo no nos da tregua, sopla el viento fuerte, llueve intermitentemente y hace un frío que no veas, jajajajaja, aún así las vistas no tienen desperdicio alguno, ver el mar enfurecido mola.


Aquí existe un parque marino donde se pueden ver leones marinos, focas, pingüinos, etc, una lastima verlas en cautividad pero bueno, al menos están bien cuidadas.

Impresiona ver saltar las olas por encima del muro de contención.


Continuamos la vista por Santander. Estábamos un poco lejos del centro, por lo que dimos un paseo andando bajo la lluvia y el viento, menos mal que íbamos equipados, por lo menos yo, ya que el paraguas que llevaba Marikiya con el viento que hacia se quedo un poco inservible, jajajaja, a quien se le ocurre con el viento que hace poner un paraguas, sino sale en las noticias como la típica persona que un temporal de viento saca el paraguas y se le dobla del viento es porque no había cámaras que la grabaran, jajajajaja.

Por cierto el paseo era largo de pantalones, pero bien merecido la pena andarlo. Si echamos la vista atrás podemos ver la Península de la Magdalena, lugar donde estábamos hace un rato, no sé cuanta distancia existe entre los dos puntos, pero un rato andando se va.

Una vez en el centro de Santander buscamos un supermercado para comprar víveres, entramos en un Lupa, que viene a ser como un Mercadona de la zona más o menos, y de todo lo que había en el supermercado no podía faltar unos buenos sobaos para reponer fuerzas y llenarnos los dedos de aceite, jajajajaja.


Yo con la dieta y tras haberme hincado un sobao me siento como un gordo, me pesan hasta las pestañas, jajajaja. 

Al llegar a casa encendemos el campingaz y nos hacemos un para de hamburguesas bien sabrosonas que compramos en una carnicería de la zona, acompañada de una buena ensalada. Como había dejado de llover y parecía que salía algo el sol, eso si no mucho, ya que tan solo parecía, decidimos coger la moto e ir a ver un par de playas próximas a casa, el trayecto sería corto y las vistas bien merecerían la pena.

La ruta a seguir sería la siguiente.
Sabes lo que es la Ley de Murphy??? pues bien, si parecía que la tormenta había amainado un poco estáis muy equivocados, fue salir de casa, recorrer un par de kilómetros y comenzar a llover, pero bueno, ya que hablamos salido a dar una vuelta ya no íbamos a regresar, por lo que continuamos con la visita programada.

La primera playa en visitar sería la Playa Virgen del Mar, la cual tiene un amplio parking donde dejamos la moto estacionada para dar una pequeña vuelta por una ermita situada en lo mas alto de la isla y por la playa. Muy recomendable esta playa, bien sea en verano la cual tiene que estar petada, como por estas fechas, la cual también asombra a los ojos del viajero.

Su ubicación en 43º28'36.76''N - 3º52'36.96''O.

Las vistas desde la ermita.

Aunque este el mar revuelto dan ganas de bajar a la playa, correr por la arena descalzo y darse un chapuzón.


Aunque no todos pensamos lo mismo, jajajajaja.

Esta cara es de anda sube y vamos, jajajajaja.
La siguiente parada sería en la Playa de Covachos, pero antes tendríamos que llegar y mojarnos un poco, jajajajaja.

Conforme avanzábamos parecía que la lluvia paraba, cierto, pero al parar de llover comenzó el viento, no era muy fuerte la verdad, pero nos hacia extremar las precauciones en la carretera, total que dejo de llover y gracias al viento, el agua que nos caía de arriba empezó a caer de los lados, jajajaja.

La primera playa en ver, sería la situada mas a la derecha, así que vamos a ello.

A la playa se baja por una carretera bien asfaltada, pero ojo, al final del camino encontramos varias casas, quedando prohibido el estacionar en la zona, así que si venís en pleno verano, dejar el coche más arriba si no queréis encontraros una sorpresa a la vuelta.


Una vez llegado al final del camino, nos toco dejar la moto en un lateral donde no estorbase y caminar un poco por esta senda, la cual nos llevaría a la playa. Como podéis ver, estaba lloviendo un poco por lo que la piedra estaba bastante resbaladiza.

Ubicación en 43º28'20.88''N - 3º54'41.05''O.


La playa es una pasada, lastima no poder bajar a ella más adelante os explico porque.
Es difícil no sacar una bonita imagen de aquí, ya que pongas la cámara donde la pongas saldré una bonita estampa.
Algunas fotos salen movidas, sopla el viento y se nota.
Aprovechamos para sacarnos un selfie en la playa antes de continuar.
Tanto de un lado de la playa como del otro.
Este es el motivo por el cual no podemos bajar a la playa, en un lateral del acantilado existe una escalera que baja hasta la playa, pero debido al temporal que hace la escalera se encuentra en mal estado, encontrándose la misma sin los últimos peldaños, no se si será de ahora o lleva ya tiempo así, pero el fuerte oleaje hace casi imposible que podamos bajar, así que más vale no arriesgar, media vuelta y continuamos.

Estas son algunas de las fotos pilladas a traición, jajajajajaja.




La siguiente playa es la de la Arnía, la cual quedaba situada a escasos metros de la anterior. Llegar en moto fue fácil y rápido, salir de allí no, casi que nos vamos al suelo al dar la vuelta en una de las cuestas que bajaba a la playa, entro eso y el viento no veas, casi que no lo contamos. 

Ubicación de la playa en 43º28'25.9''N - 3º54'59.75''O.


Esta playa sea quizás de las más impresionantes que pudimos ver. 

Como no podía ser menos tenia que bajar a la playa y explorar un poco más de cerca los Urros de Liencres, los cuales me parecieron fascinantes, estas formaciones labradas por el paso de los años, el viento y el agua.

Y como no, ver como las olas rompe en ellos, eso si que fue una autentica pasada.




Esta son algunas de las tomas que sacamos de la zona.



Las casas están al borde del precipicio nunca mejor dicho, jejejeje.

Y ahora unas cuantas con cara de velocidad, jajajajaja.


Lo que decía antes, aunque el mar este enfurecido nos deja unas muy bonitas vistas que contemplar.

Hora de volver a la moto, toca visitar ahora la Playa de Portio, la cual se encontraba también muy próxima a ala zona.

A esta playa siguiendo la carretera tardamos muy poco en llegar, aquí si que empezó a soplar el viento bastante fuerte por lo que hicimos un par de fotos rápidas y continuamos.





Cogemos nuevamente la moto para ir a ver la última playa que nos quedaba.





Se me olvidaba, la última playa que vistamos fue la Playa de Cichía/Marzán, la cual tiene una desembocadura espectacular, con un atardecer algo mas que mágico, lastima que el viento no nos diese tregua, nos hizo realizar una visita rápida.


Ubicación en 43º26'11.52''N - 4º01'47.22''O.

Algunas de las fotos que sacamos del lugar viendo el atardecer, el cual con estas vistas no tiene precio.


Lastima que soplara el viento tan fuerte, ni poder sacarnos una foto en condiciones pudimos, el viento no dejaba de moverme la mano, jajajaja.

os dejo con algunas de las fotos que sacamos antes de partir.









Como aún era temprano antes de irnos a casa decidimos dar una vuelta por Santander y ver el tardeo de la ciudad. Buscamos un lugar para aparcar la moto y nos dirigíamos a una tienda que vimos por la mañana, la cual nos llamo la atención por su decoración navideña. No, no es esta tienda, pero como bien sabes la cabra tira al monte y fue ver estas dos bellezas y si o si tenia que sacarles una foto. La verdad es que me pega.

Esta es la tienda, se llama Viarce, por si alguno esta interesado en comprar algo por Internet, nosotros no pillamos nada, viajamos en moto y el espacio es bastante reducido por lo que tan solo entramos a echar un vistazo. 


Vista del ayuntamiento de Santander.
De camino a la moto hacemos un alto en el camino para descansar, que llevamos una paliza de andar que no veas, pensábamos que Santander no era tan grande y si que lo es, jajajaja.

Al llegar a casa, cena ligera y a dormir, que al día siguiente íbamos a tener faena y de la grande.
Hasta aquí el capitulo de hoy, como bien dije antes, tras la cena un poco de televisión y mapas para preparar la ruta del día siguiente, y a dormir.

PARA VER LA SIGUIENTE CRÓNICA DE ESTE VIAJE, PINCHAR EN EL SIGUIENTE ENLACE.


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Ahora si, damos por concluida esta crónica, espero que os guste y recordar, que la fuerza os acompañe, mis queridos padawans.

Todas las fotos fueron realizadas con:
- GoPro Hero7 Black.
- Xiaomi Pocophone F1.
- Nikon Coolpix S2500.

Pd: por menos de 300 kilómetros, no saco la moto, jajajaja.

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